lunes, 14 de noviembre de 2011





—Y de ese modo el león se enamoró de la oveja... —murmuró. Desvié la vista para ocultar mis ojos mientras me estremecía al oírle pronunciar la palabra.


— ¡Qué oveja tan estúpida! —musité.


— ¡Qué león tan morboso y masoquista!

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